
La desafortunada familia ocupaba desde hace algún tiempo el ruinoso vagón ferroviario como vivienda, y si bien por suerte no hubo que lamentar víctimas, debido al voraz incendio todas sus pertenencias quedaron reducidas a cenizas.
En horas tempranas -como lo hacía todos los días- Manuela llevó sus hijos a la escuela de Colonia Pueyrredón, y cuando regresó el vagón estaba envuelto en llamas. A pesar del esfuerzo de los bomberos que actuaron en el siniestro, el mismo fue devorado por el fuego.
‘‘No quedó nada, el fuego se comió todo lo que había en el vagón’’, coincidieron en señalar fuentes policiales y de bomberos que trabajaron en el lugar. Por el momento la familia fue ubicada en el dispensario del Barrio San Vicente hasta tanto se termine una de las viviendas sociales que el municipio construye para emergencias de este tipo. La policía investiga si el incendio fue accidental o intencional.
''NO NOS QUEDÓ NADA''...

Manuela agradeció a las asistentes sociales y al municipio por la ayuda brindada, pero también dijo estar convencida que el incendio fue intencional, por eso no dudó al indicar que realizará la denuncia correspondiente, ‘‘Ahora no puedo porque se me quemaron los documentos, pero yo estoy segura que el incendio fue a propósito, porque había gente que nos quería correr del vagón que era nuestro hogar’’.
Por su parte Ezequiel, pareja de Manuela, también muy triste por lo ocurrido comentó a Emisario: ‘‘El incendio lo cometió una persona que por ahora no puedo nombrar, nos quería sacar de este vagón, nos quería hacer daño. Era vecino pero nunca nos aceptó en el lugar’’.
‘‘Estamos muy dolidos por todo lo que perdimos. Con mucho esfuerzo y trabajo lo habíamos conseguido, la gente de Mackenna nos había ayudado mucho. Los dos trabajamos y juntamos vidrios para poder sobrevivir con los niños. El que hizo esto lo tiene pagar con la cárcel, porque si nosotros hubiéramos estado durmiendo nos moríamos todos’’, expresó el joven.
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