martes, 11 de enero de 2011

CORREO DE LECTORES

TIGRE...o NOBEL DE LA PAZ

Una de las principales características de algunos políticos vernáculos, es precisamente el fundamentalismo político, que no admite debate ni discrepancias, haciendo culto de la intolerancia y viendo como a un peligroso enemigo a quien no piensa igual. Creo que esto le ha sucedido a Daniel Fernández con la nota que escribí en El Emisario la primera quincena de Noviembre de 2010. Por el contrario a lo que afirma, no he buscado polemizar personalmente; tan sólo emití, y con respeto lo que, según mi propia opinión, representó la muerte de Néstor Kirchner, de lo que fue su accionar primero como presidente, y luego en la manera que influyó sobre el actual gobierno nacional. Lamento profundamente que Fernández no admita que alguien no piense como él, y tenga que recurrir a la agresión y a las falsas acusaciones, por tratarse de un político de nuestro pueblo, quién debería ser respetuoso de la pluralidad de ideas y diferencia de criterios. Probablemente no esté acostumbrado a que alguien lo contradiga y en consecuencia responde por medio de la confrontación más que por medio de la persuasión, evidenciando intolerancia a las críticas realizadas al gobierno del movimiento que «hoy» dice representar.
Las personas egocéntricas necesitan estar en boca de todos, creen que el mundo gira alrededor de ellos y utilizan cualquier artilugio para lograr su fin. Confrontan, discrepan, critican, objetan todo; es decir, se oponen a todo por la oposición misma. Aunque la oposición es parte de la democracia, como el disentir, el criticar, el objetar y el controlar; también es obligación de la oposición contribuir, colaborar, sumar, aportar, como dijo hace algunos días la dirigente Margarita Stolbizer.
Me llama la atención que un profesional del Derecho, que debe dar pruebas fehacientes y fundamentadas, acuse y afirme ligeramente y esté tan desinformado, tanto de mi persona como de mi proceder. Indudablemente este señor no me conoce, ni sabe de donde provienen mis ingresos. No me conoce porque dice que soy «elitista.» Si indaga sobre mi persona, advertirá que estoy muy lejos de ser parte de un grupo selecto, tanto económicamente como de pensamiento. Por el contrario, sin criticar a los que llama «Elite» despectivamente y con notable rencor y envidia, -porque el capitalismo es parte de un país plural- le puedo asegurar que siempre fui de bajo perfil, de sencilla forma de vivir; que repudio la ostentación y que respeto a todas las personas, más allá de su condición social. Por mi profesión debo relacionarme con gente de todos los niveles sociales, en cuanto a poder adquisitivo se refiere, inclusive con personas de grandes recursos y quizás por ello, este señor, me haga parte de este grupo social. Es como si yo lo considerara un delincuente; ya que por su actividad tiene una fluida relación con ellos.
Desconoce de donde provienen mis ingresos, ya que me hace parte de haber estado en contra de las retenciones móviles, y de participar de los piquetes del campo. Para su información hace once años que mi familia y yo no mantenemos exclusivamente -y no nos sobra nada- del trabajo de mi esposa y de mi profesión de corredor inmobiliario.
Ni mi familia ni yo participamos de los piquetes, y no estuvimos jamás de acuerdo con ese tipo de manifestaciones -que los del campo imitaron de Luis D’Elía- porque no respetan las libertades ni los derechos del resto de la sociedad, generando rehenes, y en consecuencia llevando implícita una alta carga de violencia. Por el contrario las sufrí. Le recomiendo que vuelva a leer detenidamente mi nota y sobre todo en el noveno párrafo -ya que usted menciona que no hago referencia a lo que provocaron los piquetes- donde expreso textualmente «La economía creció «a pesar» de Kirchner; fundamentalmente, por un «yuyo» modificado genéticamente que tiene como fruto, un poroto muy solicitado en el mundo por sus propiedades alimenticias; y por un sector productivo, que aunque no estoy personalmente de acuerdo como fue su forma de protesta, y en parte con sus reclamos; no puedo dejar de reconocer su capacidad de reacción y de generación de recursos». Lea detenidamente sin ofuscamientos ni prejuicios, y verá que todo la observación gira alrededor de mi preocupación por las desigualdades en la distribución de la riqueza, por el futuro de la gente más humilde y desprotegida de nuestro pueblo y por la corrupción, que atenta directamente contra ellos. Considero que la Democracia es imperfecta pero es la mejor forma de gobierno, y quién admira a verdaderos demócratas como Sarmiento, Yrigoyen, Perón, Illía y Alfonsín como lo expreso, jamás podría estar de acuerdo con un gobierno militar; y menos con sus excesos. A propósito le recuerdo que, quien primero procesó a los genocidas del Proceso Militar fue Raúl Alfonsín, y luego fueron indultados por un gobierno que en su momento, usted también representó. En ese momento, a sólo dos años de recuperar la Democracia, había que tener «algo más» que deseos de hacer justicia por los abusos cometidos por los militares. Sin embargo, a pesar de las condiciones precarias de la incipiente democracia que existían en ese momento, fueron juzgados, condenados y puestos en prisión. Luego Menem por decreto en 1989 y 1990, los liberó, utilizando como argumento fomentar la «reconciliación nacional».
Nelson Mandela fue en Sudáfrica y en el mundo, el símbolo de la lucha contra el apartheid, con métodos no violentos, en defensa de las libertades de los hombres negros sudafricanos. En 1962 fue arrestado y condenado injustamente a cadena perpetua. Estuvo 27 años en la cárcel y desde allí, no sólo fue una de las personas más reconocidas y nombradas en el mundo sino que además, consiguió su libertad en 1990 y logró en 1994, que se realizaran elecciones democráticas por sufragio universal. Resultó ser el primer presidente sudafricano electo democráticamente. Recibió más de 250 premios y reconocimientos internacionales incluido en 1993 el Premio Nobel de la Paz. Cuando desde su partido, el CNA, -Congreso Nacional Africano- le propusieron atacar al Apartheid, el dijo: «el Apartheid es un tigre. No podemos ir contra él porque nos devorará. La única forma de vencer al tigre es domesticándolo». Y lo maravilloso es que domesticó al tigre estando él en la jaula; porque esos logros los obtuvo estando preso.
Usted es político, es instruido y creo que inteligente. No haga de tigre, emule a Mandela. Trabaje por la paz, por el consenso. Domestique, convenza, seduzca, contribuya, sume, aporte. Verá cuanto más consigue y cuanto mejor se va a sentir.
Jorge Luis Sardoy
DNI 16.254.828

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